¿Para qué sirven y qué son los Filtros Anti Partículas que llevan nuestros coches?

22 Jun ¿Para qué sirven y qué son los Filtros Anti Partículas que llevan nuestros coches?

Desde la década de los noventa, la aplicación de la normativa internacional en materia de emisiones contaminantes de los automóviles bajo las Directivas CE de homologación de vehículos nuevos, denominadas normas EURO, ha supuesto una reducción superior al 95 % del emisiones contaminantes de los automóviles, tanto para motores de gasolina como motores de gasóleo.

Con la entrada de esta normativa, cada vez más estricta, los fabricantes de automóviles han introducido una serie de dispositivos capaces de garantizar los niveles de reducción de contaminantes del medio ambiente, principalmente introduciendo catalizadores y filtros antipartículas, a la par que se aceleró la producción de vehículos híbridos, eléctricos y movidos por GNC o GLP.

El filtro antipartículas, comúnmente llamado FAPS es un dispositivo utilizado para reducir y eliminar las emisiones de partículas sólidas (humos negros y carbonillas) generadas en la combustión de los motores Diésel a través del sistema de escape.

Este dispositivo, junto a los catalizadores permite reducir al máximo los niveles de las emisiones nocivas de los gases tóxicos y las partículas sólidas de carbonilla del motor de gasóleo con una eficacia superior al 95% en condiciones normales de funcionamiento.

El filtro está dotado de un sensor de temperatura y otro sensor de presión que permiten conocer en todo momento a la unidad electrónica de control del motor (ECM) las condiciones de saturación del mismo y su puesta en funcionamiento para la eliminación de las partículas sólidas retenidas de forma automática, esto es, sin intervención del conductor. De forma resumida, el sistema retiene las partículas sólidas al pasar por conductos filtrantes y las elimina en proceso de conversión e incineración, quemándolas.  Este proceso de incineración de las partículas sólidas requiere una temperatura de los gases de escape superior a los 650 ºC, en un rango de los 850 a 900 ºC, sabiendo que la temperatura de los gases de escape de un motor Diésel ronda los 500 ºC, por tanto muy por debajo de la temperatura requerida para la incineración, la cual se puede llegar a alcanzar siempre que el funcionamiento del motor sea a plena carga o al menos, en un régimen superior a las 2.000 rpm durante un determinado intervalo de tiempo.

La conducción urbana favorece una mayor emisión de partículas sólidas en los gases de escape, debido a los condicionantes de funcionamiento de la combustión del motor Diésel en continuas aceleraciones y deceleraciones, contribuyendo a un mayor incremento de la saturación de partículas retenidas en el filtro de partículas y en consecuencia una mayor frecuencia de incineración automática de las mismas. Por el contrario, una conducción en carretera favorece una menor emisión de partículas sólidas en los gases de escape, debido a un funcionamiento y combustión del motor a un régimen de velocidad constante a media carga, reduciendo el nivel de saturación  y por tanto la frecuencia de los procesos de incineración de las partículas.

Al igual que en los catalizadores, el núcleo interno de los FAP está formado por un monolito cerámico o metálico, y por su disposición en la instalación del escape, y siempre a continuación del catalizador pueden ser:

  1. FAP integrado en el conjunto del convertidor. En este caso se trata de un filtro integrado en el conjunto del convertidor catalítico e instalado a continuación del colector de escape.
  2. FAP individualizado con aditivo de conversión. Se trata en este caso de un filtro antipartículas independiente e instalado después del conjunto del convertidor catalítico, que utiliza un aditivo de conversión adicional para el proceso de incineración de las partículas (AdBlue)

Los procesos de incineración de las partículas suelen ser de unos 10 minutos, aproximadamente, y también se incrementa el consumo en torno a u 15%.

En cuanto al mantenimiento, no existe nada específico estipulado, y en caso de avería se iluminaría el testigo correspondiente del cuadro de instrumentos para avisar al conductor de dicha anomalía, que precisará la revisión técnica en el Servicio Oficial.

La duración de un filtro FAP puede superar los 120.000 kilómetros, dependiendo del tipo de conducción predominante que realicemos, es decir, la vida útil depende del número de kilómetros que realicemos anualmente y un uso en ciudad o carretera que llevemos a cabo.

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